El pasado verano cuando Serafín publicó el post que puso la semilla de esta iniciativa no podía imaginar lo hondo que me llegaban sus palabras.
Hacía apenas un mes que habían detectado un tumor cerebral muy agresivo y sin posibilidad de tratamiento a un familiar cercano. Y la sensación que tuvo Serafín con la cajera del supermercado era la misma que tanto yo como mi familia habíamos tenido con ciertos miembros de la plantilla del hospital en el que fuimos atendidos.
Ya lo comenté en una magnífica entrada del blog de Tere Migueláñez:“Estoy en medio de este proceso por un familiar muy cercano, y la información ha sido:
– En un primer momento, soltada a bocajarro: No hay nada que hacer, y va rápido.
– Más tarde, contradictoria: Dependiendo del médico que pasaba, un día era operable, otro no y vuelta a empezar. No sabes si aferrarte a la esperanza o ir haciéndote a la idea de que el tiempo se acaba.
– Al final, ambigua: Nos ponen radio pero al mismo tiempo nos dicen que no hay solución.
Todo esto, por supuesto, en medio del pasillo, sin intimidad, sin sentarse contigo ni apenas mirarte a los ojos.”
También hablé sobre este tema en mi blog, en la entrada que más me ha costado escribir.
“En nuestro caso hemos sufrido la misma falta de información, de intimidad, de atención, que les ocurre al resto de familias. Pero hemos tenido una pequeña suerte: yo sé del tema, y soy la encargada de traducir la jerga médica al resto de la familia, quien indica pautas de conducta con el paciente, quien le explica a él mismo por qué siente lo que siente, o por qué le decimos que haga ciertas cosas. Doy el apoyo psicológico lo mejor que sé (no soy psicóloga), ya que yo estoy igual de rota que ellos.”
Los pacientes y sus familias necesitan información clara, sencilla y entendible. Necesitan tener una silla para pasar el trago amargo de las malas noticias. Necesitan ver una sonrisa cuando alguien entra en la habitación a verles. Necesitan que les miren a los ojos cuando les hablen. Y todos en algún momento estamos en su lugar.
El mal pronóstico de mi familiar se cumplió hace dos meses. Y estoy segura que si todavía estuviera con nosotros recordaría los nombres de los mismos profesionales que recuerdo yo de entre todos los que nos atendieron en esos días. Aquellos que sencillamente nos trataron como personas.
Paloma Peña
Editora del blog Terapia Ocupacional en el Daño Cerebral Adquirido
Muy buena entrada!! Enhorabuena Paloma!!! No quiero ni pensar cómo os sentiríais todos… Está claro que debemos mejorar el trato y la información que ofrecemos… Seguramente si fueramos los pacientes, la cosa cambiaría muy mucho…! Un abrazo!
Raquel.
Aveces esta realidad es mas comun de lo que creemos,pero con la particularidad que ahi es donde esta enfermeria,en el dia a dia y no solo para los que nos necesitan para unos cuidados mas o menos especificos,sino para atender las necesidades de sus familiares que solo estan deseando paz,tranquilidad,informacion mirandote a los ojos,comunicacion,atencion,cariño,una mano amiga que les haga sentir en esos momentos que son personas,no muebles,que sienten,que padecen,que lloran,y es necesario,pero que saben que su familiar esta atendido en su ultima fase de la vida como toda persona se merece,y vosotros compartireis cada momento y sobrellevareis la causa siempre pensando que durante todo ese proceso,hemos estado ahí,mirando alos ojos.
Emocionante la entrada. Del otro lado es distinto, nunca nos podemos olvidar de ponernos ahí, o de intentarlo al menos.
Soy enfermera y creo que es uno de los colectivos que más mira. No perdamos el norte, cuidar es mirar, escuchar, hablar, respetar….
La iniciativa me encanta, usar las nuevas tecnologías para volver a lo que parece que se está perdiendo, una atención sanitaria humanizada, cercana. Bien por todos!
Gracias por vuestros comentarios. Me alegro de que os haya gustado la entrada. Espero que sirva para que nos demos cuenta de que en cualquier momento estamos al otro lado, y en nuestro anonimato somos tratados como cualquier otra persona, y como nosotros tratamos a nuestros pacientes a diario.
Es bueno pararse a reflexionar a menudo sobre nuestra actitud hacia los demás.
Abrazos!!
Me ha encantado tu entrada. Yo me senti así, hace poco. Soy enfermera y lo que más pena me da es que a veces siento que me deshumanizo. Veo hacia donde vamos con la sanidad que nos estan intentando implantar y lo que mayoritariamente veo es una deshumanización porque priman los beneficios económicos sobre los beneficos personales y humanos. Yo tuve a un familiar ingresado en un centro de crónicos que para mi no estaba nada preparado para tener enfermos de este tipo, senti la necesidad de reclamar por mi familiar y por el resto, lo que recibi a cambio fueron malas caras y un peor trato por ciertos miembros sanitarios, me da mucha pena, porque se esta intentando que el mismo personal crea que esto es así porque sí, y que encima debemos dar gracias a que nos estan tratando. Es algo muy largo de contar. Pero esta experiencia me ha ayudado personalmente para ver lo enormemente importante que es tratar a nuestros enfermos principallmente como personas.
un saludo.
Gracias por tus palabras, Pilar.
Siento mucho que hayas pasado por esa experiencia negativa. Afortunadamente no todos los profesionales sanitarios son así, y está en nuestra mano que esas situaciones sean cada vez menos frecuentes.
Un abrazo.