En mi primer día en la unidad de paliativos, me dieron un consejo: sé muy humana.
Este aspecto cobra especial importancia en el proceso del final de la vida pues hay que cuidar al máximo los aspectos psíquicos, humanos y espirituales de nuestros pacientes y no dejarlos en un segundo plano.
Recuerdo con emoción una de las experiencias mas bonitas que viví como enfermera en dicha unidad: durante la administración de la medicación a uno de mis pacientes lo encontré algo inquieto y le pregunté si le podía ayudar en algo. Notaba en su mirada que estaba angustiado y no me contestó, así que cogí su mano con cariño y le miré a los ojos.Tras este gesto empezó a llorar y a contarme sus preocupaciones. Fue un momento mágico. Me limité a estar allí, mirarle y escucharle, pero fue muy satisfactorio poder compartir su dolor y sus preocupacione.
Cuando cuidamos el final de la vida de las personas a las que la ciencia médica no ha podido curar, nos damos cuenta y aprendemos que en esos momentos lo que más necesitan es nuestro lado humano . No está todo perdido para ellos y queda mucho por hacer: aliviar su insoportable dolor y todos aquellos síntomas que les provocan disconfort. Acercarnos a ellos, mirarlos a los ojos, tender nuestra mano.. estos gestos deben ser el principio de la humanización del proceso de morir.
“Las palabras están llenas de falsedad o de arte; la mirada es el lenguaje del corazón.”
Ruth López. Enfermera.
Me ha encantado el mensaje del vídeo, especialmente cómo habla la enfermera que lleva el corazón rojo; aunque el tal voluntario que habla al final menciona una “muerte placentera”… que quizá sería mejor hablar de muerte tranquila, o en paz, pero bueno. ¿Dónde está este centro de cuidados paliativos?