Un estudio realizado por el antropólogo Albert Mehrabian lanzó un resultado sorprendente: tan sólo un 7 % de la comunicación entre dos personas se realiza mediante palabras. Un 38 % se comunica mediante la voz y todos sus componentes (volumen, entonación…) y el 55 % restante se lleva a cabo a través del lenguaje corporal (gestos, posturas, mirada…).
Tal y cómo explica el propio Menhrabian, esto no quiere decir que el significado de los mensajes se transmita fundamentalmente de manera no verbal, pero si da una idea de la importancia de los gestos en la comunicación.
En sanidad, el proceso de comunicación es vital y se produce de manera continua entre profesionales y pacientes. Esta comunicación ha de ser fluida y tiene la capacidad de ser potencialmente terapéutica. Entre los distintos factores que determinan la relación sanitario-paciente en el medio hospitalario, la falta de tiempo es el más verbalizado entre las profesionales y se cree que la falta de técnica y de formación sobre la relación terapéutica es el factor más determinante.
Si la comunicación es parte vital del proceso asistencial, y es potencialmente terapéutica; se convierte en un aspecto nada desdeñable y que merece toda nuestra atención. Y teniendo en cuenta el peso que los gestos tienen en la comunicación, merece la pena cuidarlos y dedicar esfuerzo en potenciar su uso adecuado. ¿Cuál es su uso adecuado? Pues el que pone en el centro al paciente como persona y permite al paciente mantener su rol, es decir, un uso humanista.
No debemos olvidar la dimensión cultural del lenguaje gestual: todos los gestos no tienen el mismo valor en las distintas culturas o en distintos lugares del mundo. Por ejemplo el gesto de realizar un círculo uniendo los dedos pulgar e índice: en Estados Unidos significa “OK”, “correcto”; en Francia significa cero o nulo, y en Japón simboliza el dinero, una moneda. Otros ejemplos interesantes para nuestro ámbito son los movimiento de la cabeza (en los Estados Unidos, Rumania, etc., mover la cabeza de arriba abajo indica “si”; sacudirla hacia atrás y adelante significa “no”. En otros países, como Bulgaria, Grecia, Turquía los mismos desplazamientos de la cabeza son interpretadas justamente al revés) y los ojos (en la cultura europea, estadounidense, canadiense, británica y judía, es importante sostener la mirada mientras hablamos con los demás, sin importar el sexo o la edad. Este mismo gesto es considerado falta de respeto en ciertas condiciones para la populación de África: un niño no puede mirar directamente a un adulto y una mujer oriental no debe tener contacto ocular prolongado con un hombre extraño. En países como Japón, Tailandia o Corea, una mirada a los ojos es considerada señal de intimidación).
Jean Paul Sartre sugirió una vez que el contacto visual es lo que nos hace real y directamente conscientes de la presencia de otra persona como ser humano, que tiene conciencia e intenciones propias. Pero no hay que olvidar que las diferencias interculturales relativas al comportamiento visual son considerables y algunas veces importantes y este dato esta ampliamente descrito en los trabajos de el antropólogo Edward Hall o el sociólogo Erwin Goffman, y esto lo debemos tener en cuenta a la hora de tratar con personas de culturas distintas a la nuestra.
Con relación a los elementos no verbales, y comenzando por los relativos a los ojos, nos referiremos en primer lugar a la mirada. La mirada directa mantenida indica disponibilidad o deseo de comunicación e intercambio personal, mientras que la falta de contacto ocular mantenida indica retraimiento o evitación del intercambio o respeto. También puede referirse a incomodidad con el tema, vergüenza o preocupación, si se produce únicamente en un momento determinado o con relación a un aspecto concreto de la entrevista. Bajar la mirada, mirar al suelo o mirar fijamente a una persona u objeto, se puede interpretar como preocupación, rigidez o incomodidad.
Otras conductas relacionadas con los ojos serían los movimientos rápidos de los mismos y el parpadeo, que puede indicar excitación, ansiedad, interés o satisfacción; la humedad en los ojos, que supone la presencia de sentimientos que pueden ser tanto de tristeza o frustración como de felicidad; y la dilatación de las pupilas, que supone activación emocional, atención e interés.
En lo que se refiere a la expresión facial en general o a algunos elementos aislados relacionados con ella, el contacto ocular con sonrisa supone felicidad y comodidad, los ojos muy abiertos o rígidos con la boca también rígida, sorpresa o miedo y el ruborizarse o la aparición de manchas rojas en el cuello, ansiedad, incomodidad o vergüenza.
Se estima que para entablar una buena relación con otra persona, se le debe mirar a la cara entre un 60% y un 70% del tiempo. Intervalos menores se suelen asociar con ocultamiento, y en la relación terapéutica debe primar la transparencia.
El trabajo de Pease sobre la comunicación gestual ha tenido mucha repercusión en diferentes ámbitos. Según el, las miradas tienen variantes dependiendo de la relacción entra las personas:
• Relación entre los interlocutores limitada al ámbito profesional: se recomienda evitar una mirada directa, que pudiera intimidar al otro o mostrar un exceso de confianza; por tanto, es más correcto imaginar un triángulo en la frente de la otra persona y dirigir a él nuestra mirada, lo cual crea una sensación de seriedad y franqueza.
• La mirada social cae un poco más abajo; el triángulo abarca desde los ojos hasta la boca del interlocutor, creando una atmósfera agradable.
• Por último, la mirada íntima, hace un recorrido más amplio, desde los ojos hasta el mentón y, desde allí, hacia otras partes del cuerpo.
*Imágenes extraidas de la obra de Pease.
Sin olvidar que la comunicación gestual la conforman otros muchos elementos como la postura de los brazos, la cabeza, las manos etc… esforzándonos por adecuar la mirada al entorno terapéutico podemos conseguir que la asistencia sea no sólo más humana si no también más profesional.
Azucena Santillán García. Enfermera y Editora del Blog “Enfermería Basada en la Evidencia“.
Bibliografía
1. Mehrabian A. Nonverbal Communication . Disponible en : http://www.kaaj.com/psych/articles/NonverbalCommunication.pdf
2. García Marco María Isabel, López Ibort María Nieves, Vicente Edo María José. Reflexiones en torno a la Relación Terapéutica: ¿Falta de tiempo?. Index Enferm [revista en la Internet]. 2004 Mar [citado 2012 Ene 11] ; 13(47): 44-48. Disponible en: http://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1132-12962004000300010&lng=es. http://dx.doi.org/10.4321/S1132-12962004000300010.
3. Wikipedia. Comunicación no verbal. Disponible en: http://es.wikipedia.org/wiki/Comunicaci%C3%B3n_no_verbal
4. Abozzi, P. (1997). La interpretación de los gestos. Barcelona: Martínez Roca.
5. Pease Allan. Body Language. How to read others’ thoughts by their gestures. Sheldon Press. London 1998.