Hace unos meses asistí a un curso sobre Bioética en la ciudad de Zaragoza organizado por el Colegio de Médicos de esa ciudad. Allí pude disfrutar de un taller en el que dos profesores de la Universidad Federal de Sao Paulo, Dante Marcello Claramonte Gallian y Rafael Ruiz, nos mostraban una experiencia docente que llevan a cabo allí, en la Escuela Paulista de Medicina y que denominan “Laboratorio de humanidades”.
Plantean esta experiencia como estrategia para el aprendizaje de valores profesionales buscando mejorar la calidad de la relación clínica y uno de los argumentos con los que se justifica esta propuesta docente parte de la idea de que para poder humanizar los cuidados en la atención sanitaria es necesario comenzar por una reflexión previa.
En el laboratorio, los participantes (estudiantes de medicina y también profesionales sanitarios) leen una obra literaria y tras la lectura se exponen aquellos temas, presentes o latentes, en la narración que les suscitan inquietudes, emociones, cavilaciones varias. Las obras que se leen son variopintas y no siempre tratan asuntos que, a priori, podríamos referir al ámbito de la actuación sanitaria. La Odisea o Frankenstein son algunos de estos libros que por ejemplo, llevan al médico de Atención Primaria a entender el sufrimiento del paciente alejado de su país que no puede regresar por un problema de salud o a la enfermera de Intensivos a detenerse en el momento de angustia de los familiares en la incertidumbre de la espera. Es decir, que la experiencia emocional que se suscita desde la posición distante en que nos coloca la ficción, facilita el reconocimiento de los valores y las actitudes de los humanos en sus relaciones. Y en un segundo momento nos puede llevar a identificar con mayor claridad nuestros propios valores y actitudes en la relación clínica y también aquellos que las personas que solicitan nuestra ayuda transportan cuando acuden al hospital o a la consulta.
Al hilo de todo esto, desde esta iniciativa, Mírame, Diferénciate, que, precisamente, nos invita a una reflexión para promover mejoras en la relación terapéutica, hemos pensado en sugerir la lectura de historias, de relatos, que os inviten a parar, a mirar, a sentir y a actuar. Aquí va el primero: se titula La salud de los enfermos y es un cuento del escritor argentino Julio Cortázar. Ya nos contaréis.
Nani Granero. Enfermera y Profesora de la Universidad de Jaén.