Será por el tiempo que hace últimamente que me obliga a ir con la calefacción en el coche por las mañanas y regresar al mediodía con el aire acondicionado…

Será porque hoy me he pintado las uñas de color morado… Sí, un morado intenso, que venía en un frasco con la palabra Vendetta impresa… Sea por el motivo que sea, hoy mi cerebro estaba terriblemente agudo.

He recordado los años previos a la facultad, en aquella época yo no tenía ni la más remota idea de qué esperaba de la vida y de esa forma transcurrieron en un abrir y cerrar de ojos cuatro años… Esos cuatro años, los pasé sumida en ilusiones, ideales y sueños acerca de la profesión que ahora tengo…

Y ahora, que he alcanzado aquello con lo que soñaba, ahora esas palabras contundentes con las que en ocasiones intentan halagarte, han ido perdiendo brillo en mi interior y empiezo a recordar con cariño los días de mi infancia y adolescencia… pero esos días ya no pueden regresar, ese era otro mundo, un tiempo que he dejado atrás…

Sin saber como, acabamos engullidos por una cotidianeidad inevitable… una vida desprovista de color, hasta llegamos a pensar en vivir con la única ilusión de recibir dos pagas extras al año… Seria fantástico que el tiempo se detuviera mucho antes…

RELOJ DE LA TORRE PARROQUIAL DE ÉPILA DE ÉPILA
Creative Commons License photo credit: Morgan Épila

Esta mañana, me asaltó una sensación de debilidad enorme, ¿pereza? ¿aburrimiento?… Me quedé abstraída, con la mirada fija en la ventana corredera de la cocina, escuchando los ruidos del viento en el exterior y pensé: “Las personas no se dejan vencer por las circunstancias o por fuerzas que vienen de fuera, si no por las que nacen en el interior de si mismas…”

La pereza, es de todos los pecados capitales el que mas inocuo me parece y en ocasiones hasta saludable. Resultan evidentes los peligros de la gula y hasta puede que de la lujuria, pero la pereza comienzo a verla como una forma exagerada aunque necesaria de relajación.

La envidia, la ira y la codicia terminan de una forma u otra, al igual que los celos el resentimiento y el egoísmo, con un serio riesgo de hipertensión arterial y problemas cardiacos. Y aunque el orgullo puede tener ciertas connotaciones positivas, nunca tan saludables y agradables como una buena, relajante y “aburrida” siesta.

Tengo que reconocerle algunas desventajas medicas a la pereza, sobre todo llevada al extremo de una vida sedentaria, pero no parece tan terrible cuando la llamamos “recuperación”.

Muchos acusan a los profesionales sanitarios de relajación y dejadez intelectual, por dejar en manos de la tecnología aquello que siempre ha hecho el hombre y en algunos casos estoy de acuerdo, pero ¿es pereza, por ejemplo, el hacer ecocardiogramas en lugar de usar un estetoscopio?…

Lo que si creo es que el hacer nuestro trabajo de forma rutinaria, evitando el contacto, el hablar y atender detenidamente al paciente, intentar que ese acto esté también “mecanizado”, puede llevarnos muy lejos de esos ideales y sueños con los que empezamos todos aquí… No quiero esa pereza, no quiero llegar a aburrirme en mi trabajo…

………

¿Y la indiferencia? Esa si que puede ser mortal… hay que buscar en cada paciente, en cada acto médico, la bondad, el valor, la importancia y la ilusión por estar ahí…

María José Alonso. Dermatóloga y mamá. Editora del Blog “Dermatología y más cosas“.

1 comentario en “Pereza, relajación o aburrimiento”

  1. Creo que haces una interesante reflexión , y como tu sugieres es en cada contacto con el paciente donde se libra la pugna de lo humano ,es el encuentro con el otro donde tal vez hallamos nuestro propio reflejo . Nuestra profesión en ocasiones tan dura y pesada es también un buen hilo conductor para conducir la energía de nuestra propia vida. Enhorabuena también por ser mamá .

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